PRUEBAS COMPLEMENTARIAS - Aproximación

PARA QUÉ ESTAS PRUEBAS


Como complemento a las evaluaciones propiamente dichas de Repertorio, en esta Cátedra se realiza una serie de pruebas con el propósito de proveer al alumno y al profesor de los logros que el alumno va obteniendo en su paso por el Conservatorio no sólo en lo referente a la ejecución de las obras pautadas sino también al demostrar habilidades musicales más amplias. 

La idea básica tras estas pruebas es que se considere a las evaluaciones de Repertorio como exámenes de música antes que exámenes del instrumento en estudio (en nuestro caso, la Voz). El objeto es dar soporte al desarrollo de una musicalidad completa. 

La práctica musical, tanto en ámbitos profesionales como vocacionales, no implica sólo ejecutar con mayor o menor solvencia un repertorio de obras de un determinado nivel de dificultad. Ello, con todo lo meritorio que pueda ser, no es más que una de las facetas del asunto. 

La habilidad de internalizar la música para luego reproducirla; la conciencia de la propia ejecución; el balance entre todos los intérpretes de la obra; la ejecución rítmica y, a la vez, expresiva; la fluidez y precisión en la lectura, que permita ejecutar un pasaje con mínima preparación; la capacidad de explorar las posibilidades inherentes a un motivo rítmico, melódico o armónico... Todos, y varios más, son aspectos a desarrollar y que definen el grado integral de musicalidad del futuro intérprete/educador.

Es por ello que proponemos a los alumnos de la cátedra esta serie de pruebas complementarias.

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LECTURA A PRIMERA VISTA



Cantar o tocar música que no ha sido leída o vista con anterioridad es una parte necesaria de la vida de cualquier músico, y la exploración de una nueva pieza musical debería constituir un proceso estimulante y disfrutable.

Leer música conlleva dos requisitos: primero, la facultad de entender la notación musical en la página; segundo, la capacidad de convertir lo que se ve en sonido y, de allí, ejecutar la pieza musical. Esto implica imaginarse el sonido antes de ejecutarlo; y ello, a su vez, supone la familiaridad con los intervalos, patrones rítmicos, texturas y dinámicas.

Tan importante es esta capacidad que, en los concursos de vacantes de orquestas y coros profesionales o semi-profesionales, uno de los requisitos de las pruebas que se toman habitualmente lo constituye la lectura a primera vista de uno o varios fragmentos musicales, ya sean de obras del repertorio como de ejemplos preparados especialmente. Esta prueba, además suele tener carácter excluyente.

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PERCEPCIÓN AUDITIVA


El aprendizaje del idioma hablado comienza con el oído y no con la vista. Para que un niño pueda hablar y entender la lengua materna necesita previamente escuchar cuidadosamente el habla de las personas que lo circundan. Las habilidades de leer y escribir, que dependen de la vista, llegan más tarde al proceso de aprendizaje.

Para los músicos, de manera similar, escuchar es la primera y principal actividad. Tanto si escuchan el sonido de su propio instrumento al ejecutarlo como si escuchan el sonido de los otros instrumentos, en la actividad auditiva reside el corazón de la buena práctica musical.
Por lo tanto, el desarrollo de la conciencia (percepción) auditiva es fundamental en el estudio musical y un “oído musical” impacta en todos los aspectos de la musicalidad.


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MUSICALIDAD PRÁCTICA


Musicalidad es un concepto amplio y, debemos reconocerlo, un tanto difuso, que cubre un complejo rango de capacidades musicales.

A los fines de este Proyecto, definiremos la musicalidad como la habilidad de pensar en sonido.

Ese pensamiento sonoro se verifica cuando un músico puede producir una música que percibe internamente y en su imaginación, ya sea tocando o cantando “de oído” (e. d. repitiendo un motivo previamente escuchado), leyendo desde una página con notación musical o improvisando.

Este aspecto del trabajo proyectado cubre:

  • la capacidad de internalizar la música y reproducirla;
  • la interpretación de música escrita luego de una mínima preparación;
  • la exploración de las posibilidades de desarrollo inherentes a un motivo musical breve;
  • la facultad de detectar diferencias entre lo que se oye y lo que está escrito.


Al desarrollar sus habilidades de musicalidad, los estudiantes estarán ganando la comprensión de la música ejecutada, como también avanzando en la adquisición de las herramientas de expresión e interpretación necesarias para dominar el lenguaje musical del repertorio que están estudiando.

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